¿Por qué en mis ojos se desborda el llanto
si ahora no me aferro a tus recuerdos?
No hay más en mis sentidos desacuerdos
frente al olvido en que te pierdo tanto.
¿Y por qué no a tu sombra me adelanto
—a pesar de ir con ambos pies izquierdos—,
con tal de proponerte mil acuerdos
y otra vez verte al borde de mi manto?
Y aunque llegase a hundir los continentes,
habría llamas, por doquier, latentes,
que terminasen por dejarme ciego…
Mas debo, porque de esto me deshaga,
hoy vivir y contar que amor es fuego…
¡que sólo con las lágrimas se apaga!
Osfelip Bazant
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